The Shield (2002-2008): reflexiones.

Este post no es ni más ni menos que una reflexión personal, cuyo objetivo es alentaros a que disfrutéis de una obra artística audiovisual, que una vez disfrutada al completo, os enriquecerá como seres humanos. Os recomendaría leer el post escuchando
esta canción:



“The Shield” es una serie un tanto peculiar, pues empieza siendo una serie típica de policías (algo gamberra, eso sí) para terminar convirtiéndose en una tragedia griega contemporánea. Subrayad eso último.
Hace más o menos un mes y habiendo terminado de ver “Six feet under” y estando todavía en éxtasis, decidí empezar a ver una nueva serie, pues la bestia devoradora de series que habita en mi interior así me lo demandaba. El caso es que “The Shield”, aun con un piloto excelente, me parecía una serie muy por debajo de “Six feet under” y “The Sopranos”; la nueva serie me gustaba pero tampoco me emocionaba ni me retaba intelectualmente como lo habían hecho las ya anteriores series citadas. Hasta que sonó la flauta, ¿por casualidad?




La serie, una vez finalizada la cuarta temporada, entra en un ciclo de tres últimas temporadas que la convierte en una completa obra de arte; reminiscencias del pasado, guión impecable, actuaciones memorables y un final totalmente descorazonador hacen de “The Shield” una obra de arte a la altura de titanes como “The Wire”, “The Sopranos” o “Six feet under”. Casi nada.
Creo haber explicado más o menos correctamente las impresiones que he tenido con la obra maestra de Shawn Ryan (su creador y cerebro de la bestia) este último mes.


Ahora os hablaré de su final, “leitmotiv” o motivo conductor de la creación de este post, el cual parece más una entrada de un blog. Podéis estar tranquilos, pues no diré absolutamente que pueda dinamitaros el final y las correspondientes sensaciones de su visionado. Solo deseo que os entren las ganas de disfrutar de tan inefable obra maestra.



Retomando el asunto del final, diré que éste representa eso, un final, pero un es un desenlace tan extremadamente triste, descorazonador y refinado, que estaréis la mitad del capítulo con un nudo en la garganta, si es que no estalláis en lágrimas ante varias escenas, y es que el broche final a esta maravilla no es algo que se pueda intuir en los primeros capítulos o en las primeras temporadas, no así en los compases de su séptima y última temporada; nada es tan sencillo.


En “The Shield” las cosas se cierran, sí, pero no de la manera adecuada, me atrevería a decir. Ya en la recta final, en los últimos cuatro capítulos, aun siendo “The Shield” una serie rodada como pseudodocumental, se puede respirar, sentir, una melancolía y una belleza fruto de la poesía que supuran los enfoques y los diálogos. Recordad esto: un piano siendo tocado y dos personas bailando en una estancia vacía. Poesía audiovisual.


Y ese es precisamente el gran logro, que aun cuando la serie no abandona jamás el realismo ni la coherencia, sea capaz de transmitir sentimientos tan hondos, tan sumamente profundos y compatibles y moldeados con nuestra condición humana, que nos llevan a la reflexión, a la concienciación a y un estado de embriaguez melancólica.




PD: Enlaces de interés:
Ficha en IMDB
DVDGO
FNAC

PD 2: A ver si alguien me puede ayudar con las imágenes, que aunque las subo a imageshack, no me salen en el pots :S.