Lamento mucho no haber podido seguir el programa en directo, ya que me hacía mucha ilusión este especial. Ahora mismo estoy escuchando el podcast pero no puedo esperar a terminarlo para contar mi historia con Game Boy.
Mi primera Game Boy me la regalaron en 1995, por mi cumpleaños, junto a Killer Instict. Me hizo muchísima ilusión para poder jugar mientras acompañaba a mi padre en sus viajes de trabajo los fines de semana y en las aburridas tardes de verano en la aldea. Me la regalaron en color transparente, que para mí era la ostia, porque podía ver los chips y los circuitos. Aunque admito que me cansé enseguida de Killer Instict, después llegaron Super Mario Land 2 y Wario Land. Pero querría mencionar este juego en especial:
Ya lo había probado en NES y cuando empecé a jugarlo en Game Boy, me quedé alucinado al comprobar que el juego seguía mas allá de las fases clásicas del arcade original para ofrecer una gran aventura de plataformas y puzzles. Acabarlo me supuso una enorme satisfacción, pues podía quedarme días atascado en una fase y de repente, encontrar una solución. Incomprensiblemente, no he jugado a las secuelas que salieron para Game Boy Advance y Nintendo DS, pero para mí este título es un absoluto imprescindible de la consola.
Cuando llegó la "fiebre" Pokémon, coincidió con la época en la que yo empezaba a comprar la Nintendo Acción. Los avances y reportajes me "hypearon" una barbaridad y contaba los días que quedaban para poder tenerlo. Recuerdo que mi madre se recorrió un montón de tiendas de Coruña porque estaba agotado en todas partes pero lo había encontrado en la última a la que fue. Y era la edición que yo quería, la Roja, porque Charizard era la ostia, aunque al final escogí a Squirtle.
Cambiar Pokémon era la ostia, recuerdo que todas las tardes bajaba a la plaza de mi barrio para buscar niños con los que cambiar Pokémon y siempre llevaba la Game Boy con el Cable Link (no oficial, que era más barato y funcionaba igual de bien, ya era cutre de niño xD). Nunca llegué a completar la Pokédex pero era imbatible en mi colegio. A mi Mewtwo lo llamé Paconator y barría a todos los Pokémon de mis amigos con su Psíquico. Era el puto amo.
Igual que a Jorge y a David, a mí también se me estropeó el altavoz. Recuerdo que un día la llevé a la playa y debió de entrarle arena. La salida de auriculares todavía funciona.
Respecto a la Pocket, me atraía muchísimo, sobretodo desde que se me estropeó el altavoz. Me encantaba el modelo base, el gris, pero nunca llegué a tenerla, pues sabía que iba a salir pronto la Color. Compré la Game Boy Color (en su color turquesa) por Pokémon Oro, y no jugué otra cosa en ella salvo al X-Men: Mutant Academy, que me lo trajeron de EEUU. Fue mi primer juego de importación.
Cuando llegó la Game Boy Advance, ya hacía meses que la esperaba. Estuve ahorrando y llegué a vender la Game Boy Color para poder comprarla en mi cumpleaños junto a Wario Land 4 (que salía ese mismo día), pero recuerdo que me decepcionó en algunos aspectos. La pantalla era muy oscura, a pesar de tener una linterna que se enchufaba en el puerto del cable Link. Forzaba mucho la vista y no podía jugar durante mucho tiempo. Además, Wario Land 4 era muy corto comparado con Wario Land (no jugué ni al 2 ni al 3), recuerdo habérmelo pasado al día siguiente de comprarlo. Luego, el precio de los juegos subió bastante respecto a Game Boy Color, una media de 6-12€ más. Tampoco sacaban juegos de Mario nuevos, sólo ports de SNES. Pokémon Rubí y Zafiro no me parecieron un salto tan grande respecto a los anteriores como fue Oro y Plata, y no llegué ni a comprarlos. Y finalmente, cuando en el 2003 anunciaron la Game Boy Advance SP (seguramente la mejor revisión de una consola portátil) me entró un cabreo tremendo y no volví a comprar ningún juego para la consola salvo Mario Kart y Golden Sun 2.
Me perdí mucho catálogo pero es una plataforma a la que le tengo mucho cariño. Una pequeña gran máquina que cambió los videojuegos y los metió en nuestros bolsillos.