Keith Bakker, fundador del centro Smith & Jones en Ámsterdam, un centro de rehabilitación establecido en 2006 con atención especializada para adictos a los videojuegos, ha afirmado que el 90% de los pacientes que visita no son adictos, sino, al contrario, víctimas de problemas sociales diversos que podrían haberse corregido con la implicación de padres y profesores.
Bakker ha afirmado que el 10% de sus pacientes muestran tendencias de adicción a otros sustancias y no sólo a videojuegos. Son adictos, por tanto, al alcohol, a drogas diversas, y, también, a los videojuegos (lo que puede señalar a problemas de personalidad compulsiva, o afines). Pero el resto no deben ser etiquetados como adictos.
"Esos niños llegan aquí mostrando algún tipo de síntomas que son similares a los de otras adicciones y dependencias químicas," ha dicho. "Pero cuanto más trabajo con esos niños menos creo que podamos hablar de una adicción. Lo que la mayoría de estos niños necesitan es a sus padres y a sus maestros; es un problema social."
"Este problema con los videojuegos es el resultado de la sociedad en la que vivimos en la actualidad. El 80% de los jóvenes que vemos han sido acosados en el colegio y se sienten aislados. Muchos de los síntomas que tienen pueden solucionarse volviendo al antiguo y buen sistema de comunicación." De hecho, lo que señala es que "en la mayoría de los casos se trata de juego compulsivo, no es una adicción, y en ese caso la solución es otra."
Además, Bakker señala también que aunque el 87% de de los jugadores en línea son mayores de dieciocho años, "la raíz del gran crecimiento del juego excesivo está en los padres que han fracasado en sus deberes de atención" y cuidado hacia sus hijos.
Por último, también ha desvelado que sus investigaciones señalan que los comportamientos agresivos vinculados en muchas ocasiones a los videojuegos violentos es algo que se da en individuos que ya están predispuestos y tienen tendencia a ese comportamiento.
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